Aristides Martínez Ortega
El análisis por lexía del profesor Erasto Espino Barahona .
Un análisis del poema “Patria”, de Ricardo Miró "el poeta de Panamá", exige situarlo en su contexto histórico, tanto para llegar a conclusiones literarias, como para ahondar en las motivaciones de su creación y de su mensaje.
En lo que concierne a lo
literario, el poema escrito en versos alejandrinos, agrupados en ocho cuartetas
rimadas, es una auténtica expresión posmodernista.
Desde la publicación del
texto, en 1909, hasta hoy, las interpretaciones de los lectores más autorizados
coinciden en calificar el poema como un canto con dos componentes centrales:
amor a la patria y nostalgia de la patria.
Sin embargo, el trabajo que presentó
su hijo, Rodrigo Miró, Patria en su contexto histórico, como discurso de
ingreso a la Academia Panameña de la Lengua, el 25 de octubre de 1978, nos abre
un nuevo camino para conocer las razones reales que motivaron al poeta Miró,
razones que no niegan que en su contenido hay amor a la patria y nostalgia de
la patria, pero no fueron éstas los motivos más importantes de esa creación
poética.
La conferencia de Rodrigo Miró nos presenta el panorama político
cultural de Panamá durante los 6 primeros años de vida independiente, a la vez
que nos da información sobre el poeta Ricardo Miró. En relación al poeta hay
una noticia muy reveladora: “Como director de Nuevos Ritos, el 15 de abril de
1908, (el poeta) confiesa desengañado que tiene que fungir de cuentista, de
crítico, de corrector de pruebas, “para engañar a la América, para hacerle
creer que no nos volvemos yanquis por minutos. // En ese estado de ánimo marcha
a Europa, en noviembre de 1908, recién cumplido 25 años”.
Cinco años antes el
joven Miró había visto, con regocijo, a su patria convertirse en un país
independiente, alegría que fue convirtiéndose en pesar por las acusaciones que
señalaban a Panamá como un protectorado de los Estados Unidos de América,
obtenido con dinero y un canal. El “desengaño” y el “estado de ánimo” a que se
refiere Rodrigo Miró son consecuencia directa de esta situación, por lo tanto
el poeta que escribe “Patria” es un panameño no sólo nostálgico, sobre todo, un
panameño sentido por el ultraje a su honor nacional.
Apoyado en los versos del
poema iré demostrando que la motivación real de la creación “Patria”, y el
propósito de su mensaje, van más allá de una gran nostalgia. Aunque en ninguno
de los versos se menciona a Panamá, en los dos primeros versos del poema Miró
menciona cualidades que son propias de su patria. Especifica que es “pequeña”;
ubicada en “un istmo”; tiene un mar “más verde” y un “vibrante sol”.
Lexía 1ª: ¡Oh, Patria tan pequeña, tendida sobre un istmo
donde es el mar más verde y es más vibrante el sol,
Miró se encuentra al otro lado del Atlántico cumpliendo luego de una breve estancia en Marsella labores diplomáticas en España. Desde allá, lo que a los ojos de cierto cálculo geopolítico resulta una debilidad la pequeñez del territorio ístmico , para él representa un valor, un dato esencial, digno de recordación. Los escasos 77.082 km² de Panamá pesarán en su ánimo más que toda la extensión territorial de la península Ibérica, ámbito que —al menos en cuanto a las letras y a las artes— resultaba más fecundo para un esteta como Miró. Aparece aquí el primer asomo de valoración explícita. Miró, (neo)romántico al fin, valora el recuerdo de la naturaleza patria como un legítimo objeto emocional. Así, la patria se recuerda en su diferencia, esto es desde su pequeñez territorial, su configuración geográfica y su particular paisajística, propia del trópico, "donde es el mar más verde y más vibrante el sol".
Y estas
cualidades la presenta el poeta como maravillosas, pues comienza los versos con
una interjección que expresa emoción, admiración: “Oh patria tan pequeña,
tendida sobre un Istmo / donde es más claro el cielo y es más brillante el
sol”. En los versos con que cierra la primera estrofa compara toda la música de
la patria, con el mar: “en mí resuena toda tu música / lo mismo que el mar en
la pequeña celda del caracol”. Se deduce que toda la música de su patria es
decir, su alma, su espíritu, sus tradiciones, son inmensas y sonoras como el
mar. Esta comparación, pues, destaca valores que tiene su patria, y que el
mismo fenómeno que se da en el caracol, concha que transmite el sonido del mar,
el espíritu, el alma, las tradiciones de su patria están presentes en él,
dentro de él.
En esta estrofa hay un contrapunto: patria pequeña en tamaño;
patria de alma, espíritu y tradiciones grandes y sonoras como el mar.
Lexía 2ª: en mí resuena toda tu música, lo mismo
que el mar en la pequeña celda del caracol!
que el mar en la pequeña celda del caracol!
Luego de recordar a Panamá en su particularidad -digamos- física, Miró da cuenta, por medio de una hipérbole transparente, de su nexo subjetivo con el propio territorio. Lo sonoro de la patria va con él, lo invade sin menoscabo ni reducción. Miró lo percibe —valga la figuración— cual rugir del mar dentro de "la pequeña celda del caracol". El poeta es el término análogo de una relación que, aun desde la lejanía, resuena con los sonidos de su tierra. Se reitera entonces el valor de lo pequeño, de lo limitado capaz de contener realidades inconmensurables... como la patria misma. Los
versos de la segunda estrofa revelan que el poeta está lejos de la patria;
confiesa también su gran amor a la patria. “Revuelvo la mirada y a veces siento
espanto / cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar / ¡Quizá nunca
supiese que te quería tanto, / Si el Hado no dispone que atravesara el mar!” La
nostalgia le permite tener conciencia cuán grande es su amor a la patria,
afirmación que reitera en la sexta estrofa cuando habla de sus “vetustas
torres, queridas y lejanas” y afirma con toda claridad, “yo siento las
nostalgias de vuestro repicar”.
Lexía 3ª:Revuelvo la mirada y a veces siento espanto
cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar...
¡Quizá nunca supiera que te quería tanto
si el Hado no dispone que atravesara el mar!...
El refrán popular reza que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde". Salvadas las proporciones, puede decirse que la lejanía actúa (casi) siempre como acicate en relación con los afectos más íntimos o raizales, en este caso con el amor patrio. La distancia activa la conciencia de lo que ya no está al alcance de los sentidos. Es tal el choque emocional que dicha condición le provoca al poeta, que éste confiesa: "Revuelvo la mirada y a veces siento espanto / cuando no veo el camino que a ti me ha de tornar..."
El cuarteto es significativo porque revela la magnitud del nexo emocional con el terruño patrio. Más cuando el poeta acusa un miedo súbito y fuerte, asombro y consternación, ante la posibilidad del no retorno. Ante las versiones historiográficas y literarias que hablan de una Panamá soñada y gestada en Washington D. C. (Díaz, 2003), el poema de Miró resulta un mentís rotundo, pues revela una conciencia temprana de la patria que no sólo es verdadera sino que no se improvisa, en cuanto dicha impostura no podría converger, como diría Pascal, con las razones del corazón.
El cuarteto es significativo porque revela la magnitud del nexo emocional con el terruño patrio. Más cuando el poeta acusa un miedo súbito y fuerte, asombro y consternación, ante la posibilidad del no retorno. Ante las versiones historiográficas y literarias que hablan de una Panamá soñada y gestada en Washington D. C. (Díaz, 2003), el poema de Miró resulta un mentís rotundo, pues revela una conciencia temprana de la patria que no sólo es verdadera sino que no se improvisa, en cuanto dicha impostura no podría converger, como diría Pascal, con las razones del corazón.
En la tercera estrofa el poeta presenta su definición de patria: “La patria es el recuerdo...” La palabra “recuerdo” es sinónimo de memoria histórica, pues amplía su definición con los siguientes versos: “Pedazos de la vida envueltos en jirones de amor o de dolor;”. Es decir, que el recuerdo lo constituye el conjunto de sucesos, experiencias, acontecimientos, buenos o malos, en un espacio y un tiempo, vale decir la memoria histórica. Y agrega algo más para definir lo que es patria: “La palma rumorosa, la música sabida / el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor”.La patria también es, pues, el paisaje sencillo: “la palma rumorosa”; es la tradición que se transmite de generación a generación: “la música sabida”; y también es patria cuando es pobre: “el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor”
Lexia 4ª: La Patria es el recuerdo... Pedazos de la vida
envueltos en jirones de amor o de dolor;
la palma rumorosa, la música sabida,
el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor.
Es clara la "teoría" de la patria de Miró. La estrofa, estilísticamente repetida, lo afirma: la patria es el recuerdo. Es, siguiendo las valencias semánticas que recoge el mismo Drae, una realidad territorial a la que se pertenece por nexos emocionales o, como reza el título de este trabajo, una memoria afectiva. Si la patria "es el recuerdo", he aquí que la memoria es una suerte de ancla existencial que permite recuperar las raíces de aquello que de lo vivido resulta valioso, rescatable o digno de evocar. La patria recuperada en la memoria se torna en recinto metafórico que acoge la totalidad de la experiencia vital: "pedazos de la vida / envueltos en jirones de amor o de dolor." Panamá se transmuta así, en una serie de imágenes sensoriales que perviven como hitos dentro de la subjetividad: "la palma rumorosa, la música sabida, / el huerto ya sin flores, sin hojas, sin verdor."
Lexía 5ª: La Patria son los viejos senderos retorcidos
que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió,
en donde son los árboles antiguos conocidos
que al paso nos conversan de un tiempo que pasó.
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que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió,
en donde son los árboles antiguos conocidos
que al paso nos conversan de un tiempo que pasó.
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Hay en Miró un decidido rescate de la Naturaleza como entorno necesario y favorable. La convivencia serena con ésta .mar, sol, huerto o árboles como "antiguos conocidos". habla de otra apuesta típica del ethos romántico: la que hace de la naturaleza una realidad cálida, acogedora, cómplice de la construcción del yo y no tanto un espacio indómito que debe dominarse y conquistarse, según los postulados de la Modernidad. Por otro lado, si el tiempo pasa inexorablemente, es necesario atesorar marcas o imágenes que de alguna manera detengan su marcha o conserven lo hermoso o terrible que se fue. Signos que testifiquen el paso del tiempo y de alguna forma nos lo devuelvan. Más cuando ese tiempo se nos diluye lejos de nuestros "viejos senderos conocidos / que el pie, desde la infancia, sin tregua recorrió".
En la cuarta estrofa sigue definiéndose la patria como el vínculo que
existe entre un territorio y las vivencias humanas que se remontan a la
infancia, al pasado: “La patria son los viejos senderos retorcidos / que el pie,
desde la infancia, sin tregua recorrió, / en donde son los árboles antiguos
conocidos / que al alma le conversan de un tiempo que pasó”.Obsérvese que la
tercera y la cuarta estrofa son las únicas que el poeta presenta de manera
formal una definición de patria: “La patria es; “La patria son”; pero su
acierto poético fue enmarcarla dentro de lo cotidiano y sentimental, y no
dentro de términos conceptuales, logrando con ello una definición con un rico
contenido poético que tiene validez conceptual.
Paso a citar la quinta y sexta estrofa para analizarla como una unidad, pues de su relación emerge su importante mensaje: “En vez de estas soberbias torres con áurea flecha, / en donde un sol cansado se viene a desmayar, / dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha / donde he robado un beso, donde aprendí a soñar. // ¡Oh mis vetustas torres, queridas y lejanas, / yo siento las nostalgias de vuestro replicar! / He visto muchas torres, oí muchas campanas, / pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas! / cantar como vosotras, cantar y sollozar.” En la quinta estrofa la preferencia que manifiesta el poeta indica que el valor que tiene la patria no es material, es espiritual; y en la sexta estrofa reitera preferir sus “vetustas torres, queridas y lejanas”, a las “soberbias torres con áurea flecha”, rechazando con esta preferencia que la superioridad material es el valor más importante para querer la patria.
Lexia 6ª: En vez de estas soberbias torres con áurea flecha
en donde un sol cansado se viene a desmayar,
dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha,
donde he robado un beso, donde aprendí a soñar.
en donde un sol cansado se viene a desmayar,
dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha,
donde he robado un beso, donde aprendí a soñar.
Si, textualmente, la pequeñez, la geografía y el clima de la tierra istmeña, junto al atesoramiento íntimo de los recuerdos, va constituyendo el conjunto axiológico que resulta de la lectura de "Patria", la confrontación con lo otro, en este caso con lo ibérico-europeo-occidental, aparece en esta estrofa como una estrategia discursiva que permite la revalorización de lo propio frente a lo foráneo. Se percibe implícita una crítica a la magnificencia europea, a una civilización admirable —soberbia y áurea— y, sin embargo, vieja, "cansada", según parece decir el poeta.
Dejando de lado esta posible lectura, es claro que el poeta prefiere aquello que le pertenece y es significativo dentro de su propio recorrido vital. Aquello desde donde él mismo se fue construyendo como hombre y como panameño: fechas memorables, el amor furtivo de un beso robado, el lugar donde empezaron los sueños a andar.
Dejando de lado esta posible lectura, es claro que el poeta prefiere aquello que le pertenece y es significativo dentro de su propio recorrido vital. Aquello desde donde él mismo se fue construyendo como hombre y como panameño: fechas memorables, el amor furtivo de un beso robado, el lugar donde empezaron los sueños a andar.
Paso a citar la quinta y sexta estrofa para analizarla como una unidad, pues de su relación emerge su importante mensaje: “En vez de estas soberbias torres con áurea flecha, / en donde un sol cansado se viene a desmayar, / dejadme el viejo tronco donde escribí una fecha / donde he robado un beso, donde aprendí a soñar. // ¡Oh mis vetustas torres, queridas y lejanas, / yo siento las nostalgias de vuestro replicar! / He visto muchas torres, oí muchas campanas, / pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas! / cantar como vosotras, cantar y sollozar.” En la quinta estrofa la preferencia que manifiesta el poeta indica que el valor que tiene la patria no es material, es espiritual; y en la sexta estrofa reitera preferir sus “vetustas torres, queridas y lejanas”, a las “soberbias torres con áurea flecha”, rechazando con esta preferencia que la superioridad material es el valor más importante para querer la patria.
Lexía 7ª: ¡Oh mis vetustas torres queridas y lejanas:
yo siento las nostalgias de vuestro repicar!
He visto muchas torres, oí muchas campanas,
pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas!,
cantar como vosotras, cantar y sollozar.
Miró recuerda y recupera uno a uno los hechos, los lugares, las marcas con las que la patria pervive en su memoria. Pero la evocación, expresión de una dolida nostalgia, no ha llegado aún a su clímax. Miró se agita y confiesa su desazón. En la misma línea que la estrofa anterior, en ésta declara sin ambages su ansia de raíces, su opción inclaudicable por lo propio. Y lo representa a través de una de las imágenes simbólicas del barrio de San Felipe, núcleo urbano donde, por cierto, se consolidaron las gestas separatistas de la República: la independencia de España en 1821 y la separación de Colombia en 1903. Explico: las campanas que Miró añora no serán otras que las de las torres coloniales de la Catedral Metropolitana, cubiertas de concha nácar, sin duda más humildes que cualquier torre de una gran catedral europea. Pero eso no es obstáculo para que el poeta declare su juicio afectivo, que es a la vez un nostálgico desgarro: "pero ninguna supo, ¡torres mías lejanas!, / cantar como vosotras, cantar y sollozar."
El mensaje de Miró afirma que no sólo es patria el territorio que tiene grandezas materiales y una historia espectacular; patria también es el territorio modesto y pequeño al que estamos unidos vivencialmente, y por consiguiente, sentimentalmente. Vuelve a repetir en la séptima estrofa, la tercera, es decir, su definición de patria, para recalcar que la patria es el vínculo que existe entre el ser, la historia, las vivencias y un territorio.
Lexía 8ª: ¡Oh Patria tan pequeña que cabes toda entera
debajo de la sombra de nuestro pabellón:
quizás fuiste tan chica para que yo pudiera
llevarte toda entera dentro del corazón!
debajo de la sombra de nuestro pabellón:
quizás fuiste tan chica para que yo pudiera
llevarte toda entera dentro del corazón!
Miró concluye así el poema que hasta el día de hoy los panameños aprendemos (casi) como un segundo himno nacional. Recalca el valor de la pequeñez territorial de su patria y juega con el concepto.
Recurre de nuevo a la hipérbole para expresar la intensidad emocional que lo envuelve al recordar la patria. Recuerdo que es aguijón y medicina. Atiza el fuego devorador de la nostalgia, pero activa el mecanismo redentor de la memoria que la escritura poética recoge. Panamá vuelve al él, casi tierna, niña: "tan chica", dice el poema. Cobijada bajo la sombra del pabellón nacional que imaginariamente cubre todo el territorio, queda anclada en el corazón, esto es, en el recinto interior más verdadero. Ahí la resguardó Miró para sobrevivir a su exilio laboral en Barcelona.
Ahí la hemos resguardado todos los panameños para sobreponernos a todas las celadas neocoloniales que luego de 1903 han signado nuestra historia. En lo recóndito del corazón la custodiamos para ser capaces —en unión fraterna con todos los pueblos— de construir nuevos y mejores rumbos para nuestra única y común historia.
Recurre de nuevo a la hipérbole para expresar la intensidad emocional que lo envuelve al recordar la patria. Recuerdo que es aguijón y medicina. Atiza el fuego devorador de la nostalgia, pero activa el mecanismo redentor de la memoria que la escritura poética recoge. Panamá vuelve al él, casi tierna, niña: "tan chica", dice el poema. Cobijada bajo la sombra del pabellón nacional que imaginariamente cubre todo el territorio, queda anclada en el corazón, esto es, en el recinto interior más verdadero. Ahí la resguardó Miró para sobrevivir a su exilio laboral en Barcelona.
Ahí la hemos resguardado todos los panameños para sobreponernos a todas las celadas neocoloniales que luego de 1903 han signado nuestra historia. En lo recóndito del corazón la custodiamos para ser capaces —en unión fraterna con todos los pueblos— de construir nuevos y mejores rumbos para nuestra única y común historia.
Y concluye el poema con dos figuras alusivas a la
pequeñez de su patria. La primera, ingeniosa y hermosa: “¡Oh patria tan pequeña
que cabe toda entera / debajo de la sombra de nuestro pabellón:”. La
segunda, tiene dos versiones, y a mi juicio, de la primera versión emerge un
mensaje de mayor valor, que el que se desprende de la segunda versión. Al decir
Miró en su primera versión “quizá fuiste tan chica para que yo pudiera //
llevarte por doquiera dentro del corazón”, se puede deducir que no sólo expresa
amor por la patria, expresa también orgullo nacional.
Llevar la patria “por
doquiera” es rechazar la ilegitimidad de su patria y resaltar lo orgulloso que
está de su patria, una patria tan legítima como las demás.
Todos los mensajes
captados en este análisis del contenido del poema “Patria”, de Ricardo Miró,
tiene un denominador común, identificado con un propósito: el fortalecimiento
de una conciencia patriótica que motivara a los panameños, sobre todo a los de
su tiempo histórico, a valorar su identidad nacional.